Son muchas las personas que relacionan el bronceado de la piel con un cierto estatus estético. Por eso, muchas veces se recurre a métodos artificiales que en no siempre tienen por qué ser seguros y estables. Vamos a diferenciar tres tipos: cabinas de bronceado, autobronceadores y bronceadores en spray.
Cabinas de bronceado
Una de las opciones más criticadas sin lugar a dudas. Al igual que con los rayos del sol, hay que tomar precauciones. Se estima que su uso con recelo y extremo cuidado, su uso puede prevenir de determinadas enfermedades. Esto se debe a los beneficios que aporta la vitamina D al organismo.
Pero también existen riesgos, ya que la exposición en exceso puede resultar muy dañino para la piel, llegando a ocasionar el cáncer de piel conocido como melanoma.
Bronceadores en spray DHA
Conocido también como DHA (Dehidroxiacetona), es un componente derivado de la caña de azúcar. Una opción más saludable y, en principio, un tratamiento inocuo para la piel. Dependiendo de la capacidad de absorción de cada piel, el bronceado puede durar entre 5 y 10 días.
Lo peor es que no suele proporcionar el color tostado natural que tanto gusta. Hay pieles que adquieren un tono anaranjado no buscado. Recuerda que aunque estos productos son naturales y no generan riesgo o efecto secundario, debes intentar no exponer la piel al sol en las horas centrales del día.
Autobronceadores
Actualmente existen infinidad de productos destinados a mejorar el bronceado. Los riesgos de estos productos son de dos tipos: salud y estéticos. El de salud es el ya conocido, no exponerse durante mucho al sol y protegerse de manera correcta.
El estético es que si no se realiza una buena aplicación del producto, pueden aparecer manchas o zonas más bronceadas que otras e, incluso, también puede aparecer ese color anaranjado del que hablábamos antes.