Se trata de una sensación de ardor que aparece en la parte inferior del pecho, además de venir acompañado de un gusto un tanto agrio o amargo que aparece en la garganta y la boca. Por regla general, se suele producir después de una gran comida o mientras se está acostado.
Es una desagradable sensación que puede durar desde unos pocos minutos hasta varias horas.
Sus causas y los factores de riesgo
Cuando comemos, los alimentos pasan de la boca al esófago. Para poder entrar al estómago, los alimentos deben atravesar una abertura que se encuentra entre el esófago y el estómago y que actúa como lo haría una compuerta que permite a los alimentos pasar al estómago.
Por lo general, esta “compuerta” se cierra en el momento en el que pasan los alimentos. Aún así, no se cierra por completo por lo que el ácido del estómago es capaz de atravesar la abertura y pasar al esófago, sitio al que no debería llegar. Este proceso se llama reflujo y el ácido estomacal es capaz de irritar el esófago y provocar lo conocido como acidez estomacal.
Las personas que sufren de hernia de hiato también son propensas de provocar esta acidez estomacal. Se trata de una afección en la que se empuja parte del estómago a través del diafragma, siendo capaz de llegar al pecho.
Son muchos los factores que pueden empeorar la acidez estomacal. El más común suele ser un exceso de comida, pero también puede aparecer cuando la persona se inclina o cuando se permanece acostado. Embarazo, estrés y determinados alimentos también son capaces de empeorar la acidez estomacal.
Café, alcohol, tabaco, bebidas carbonatadas, cítricos, productos a base de tomate, productos con menta, alimentos con mucha grasa o picantes, sobrepeso o determinados alimentos son otros de los factores que puede favorecer la aparición de esta molestia estomacal.